Artrosis de rodilla

Artrosis de rodilla

La rodilla es una articulación muy potente, permite el movimiento de las piernas y participa activamente en la marcha. Cualquier problema de la rodilla, repercutirá en la vida de las personas de forma negativa. La artrosis de rodilla es precisamente uno de estos problemas.

Información clave

¿Qué es?

Proceso degenerativo en el cartílago articular de la rodilla.

Síntomas

Dolor, inflamación, edema y dificultad para flexionar y extender la pierna a nivel de la rodilla.

Origen

Predisposición genética, edades avanzadas, obesidad, lesiones deportivas, enfermedades autoinmunes como el Lupus Eritematoso Sistémico (LES), etc.

Diagnóstico

Clínico (examen físico y entrevista médica), radiografías, ecografía, artroscopia y resonancia magnética.

Tratamiento

Fármacos para el dolor y la inflamación, reposo de la articulación, terapia física, cirugía de implante de rodilla, células madre mesenquimales (CMM), ácido hialurónico, factores de crecimiento, cambios de estilos de vida, etc.

¿Qué es?

La artrosis de rodilla es una alteración del tejido cartilaginoso propio de la articulación femorotibial (o de la rodilla) en la que existe pérdida de resistencia, nutrición y elasticidad, lo que ocasiona dolor crónico, dificultades para mover la pierna e incluso, aumenta la probabilidad de que ocurran desgarres.

Se calcula que más del 80 por ciento de las personas mayores de 60 años padecen algún grado de artrosis de rodilla, por lo que constituye una frecuente causa de visitas al médico.

Según estimaciones, las mujeres tienen casi el doble de probabilidades de padecer de artrosis de rodilla, muy probablemente debido a que depués de la menopausia, el cuerpo femenino sufre una desmineralización ósea generalizada (osteoporosis), que influye en el tejido cartilaginoso.

Síntomas

  • Dolor crónico que suele incrementarse con actividades físicas como caminar o permanecer largos ratos, de pie (en bipedestación).
  • El dolor puede irradiarse hacia el muslo o la pierna, indicando compresión de nervios.
  • Limitación de la movilidad articular. La articulación suele percibirse como más rígida o menos flexible.
  • Presencia de hinchazón en la rodilla, que podría aparecer / desaparecer de forma periódica.
  • Dolores de espalda constantes. Esto, debido a que la rodilla defectuosa puede hacer que la postura corporal se desalinee hacia un lado, causando espasmos musculares del lado contrario.

Origen

A menudo, la artrosis de rodilla se relaciona con factores genéticos (en la mayoría de los pacientes, existen antecedentes familiares de artrosis y otros problemas reumáticos). Sin embargo, la predisposición genética puede acelerarse cuando se suman factores de riesgo, por ejemplo:

  • La edad avanzada y los procesos degenerativos del hueso (osteoporosis).
  • Sexo femenino.
  • Ocupación de la persona (estar largos periodos de pie, o sentado, levantando pesadas cargas, caminando mucho, etc.).
  • Lesiones y traumatismos.
  • Deportes de alto impacto, como el tenis, el soccer americano o el
  • Obesidad y sobrepeso.
  • Dietas con alto consumo de alimentos procesados o carnes rojas (aumentan el ácido úrico).
  • Sedentarismo extremo (los músculos se atrofian, los huesos se descalcifican y las articulaciones se hacen menos resistente).

Diagnóstico

La evaluación inicial de la artrosis comprende un examen físico completo en el que las funciones motoras y articulares sean evaluadas. La entrevista médica podrá brindar datos adicionales sobre los hábitos y estilos de vida del paciente, ocupación, enfermedades padecidas, antecedentes familiares de artrosis, entre otros.

Una prueba sanguínea de laboratorio es útil para determinar los niveles plasmáticos de calcio y ácido úrico, determinantes químicos alterados en los procesos osteo – musculares.

Las imágenes médicas son las que podrán dar el mejor panorama de la situación. Por medio de radiografías, resonancia magnética nuclear (o RMN), ultrasonido o artroscopia,  el médico podrá conocer el estado real del tejido de la articulación y dar así, el tratamiento más acorde al caso.

Tratamiento

Los casos de artrosis de rodilla suelen empezar con un tratamiento conservador, que incluye reposo físico y fármacos analgésicos y antiinflamatorios. Esperando que la articulación pueda mejorar sus estado, por sí sola.

No obstante, para cuando los pacientes comienzan a sentir los síntomas y buscar ayuda médica, el proceso degenerativo del cartílago ha evolucionado bastante. Complicando el tratamiento.

La fisioterapia con ejercicios de estiramiento puede favorecer la irrigación sanguínea alrededor de cápsula articular de la rodilla, acelerando el proceso de cicatrización y recuperación del tejido.

En el peor de los casos, el daño en el tejido es tal que se hacen necesarias las cirugías de implante de rodilla. Un procedimiento complejo y con abundantes efectos negativos a corto y mediano plazo.

Revertir el proceso degenerativo se creía prácticamente imposible unas décadas atrás; en la actualidad, la medicina regenerativa ha tenido importantes avances. Unos de estos avances científicos aplicados a la medicina clínica, es la aplicación de células madre mesenquimales en el sitio de la articulación, para promover la regeneración del tejido desde las propias células.