La detección temprana (y por ende, el tratamiento) de una hernia discal
se complica debido al hecho de que la aparición del dolor suele ser semanas, incluso meses, después de la ruptura del disco intervertebral. El dolor es apreciable por el paciente cuando la compresión es máxima.
Lo métodos diagnósticos de hernia discal más utilizados son resonancia magnética y tomografía computarizada. De igual forma, una electromiografía podría dar indicios específicos de la raíz nerviosa afectada.
El diagnóstico diferencial se realiza evaluando la presencia de abscesos epidurales, hematomas subdurales, meningitis, fracturas óseas y procesos tumorales.