Los pies son los encargados de dar los pasos al caminar o correr, o de mantenernos equilibrados sobre el suelo durante la posición de bipedestación. Ofrecen una base estable y dinámica para el cuerpo y soportan grandes cantidades de peso antes de lesionarse. No obstante, algunos de sus componentes anatómicos pueden deteriorarse con el uso excesivo o ante un traumatismo fuerte.
El pie lo conforma un armazón óseo muy complejo y numeroso, desde huesos pequeños y cortos (como los de las falanges) hasta huesos grandes e irregulares (como el calcáneo, en el talón), ligamentos cortos pero resistentes e incluso, músculos encargados de mover los dedos.
El arco plantar es la concavidad inferior del pie y permite distribuir equitativamente el peso.
La articulación del tobillo conecta la pierna con el pie y permite el movimiento del pie sobre su plano longitudinal.