Desgarro muscular
Junto a los tendones, los músculos son las estructuras que más frecuentemente se lesionan en la práctica deportiva, casi siempre por uso excesivo o traumatismos sobre los mismos. Un desgarro muscular puede ocurrir por diversas causas, lo importante es saber que tienen un alto índice de recuperación exitosa si se llevan a cabo los cuidados médicos adecuados.
Información clave
¿Qué es?
Distensión y rotura de fibras musculares estriadas esqueléticas y estructuras anexas (como la fascia).
Síntomas
Dolor variable, inflamación y edema, dificultad para contraer el músculo.
Origen
Elongación repetitiva o repentina y brusca de un músculo.
Diagnóstico
Examen físico, anamnesis, ecografía músculo-esquelética.
Tratamiento
Compresión, crioterapia, reposo, fisioterapia y medicina regenerativa.
¿Qué es?
Un desgarro muscular se define como una lesión del tejido muscular estriado esquelético que involucra pérdida variable de su integridad física a causa de una tensión elevada y ocasionada por factores externos (como un traumatismo) o internos (como al intentar levantar más peso del debido).
Es una lesión frecuente en deportistas, especialmente de deportes aerobios en los que se levantan o trasladan grandes cantidades de peso muerto.
El desgarro puede abarcar, incluso, la rotura de la fascia (tejido conjuntivo que envuelve al músculo) o la rotura de la unión musculo-tendinosa.
Síntomas
- Dolor moderado a severo (alto grado de inervación del tejido muscular).
- Hematoma marcado (gran irrigación sanguínea del tejido muscular).
- Inflamación y edema.
- Rigidez
- Incapacidad para ejercer contracciones musculares voluntarias.
Origen
Un desgarro muscular puede clasificarse de acuerdo a dos variables: la tipología y el grado de la lesión.
Según el tipo, un desgarre muscular puede ser:
- Desgarro miofascial: la rotura involucra fibras musculares y de la fascia, tiene un buen pronóstico de recuperación de entre 15 y 25 días.
- Desgarro fibrilar: es lineal y fino de longitud variable con un grosor menor a 2 milímetros, edema perilesional normal, buena cicatrización.
- Desgarro multifibrilar: lesión de mayor tamaño más un edema intenso, mayor tiempo de recuperación. Suele suceder en el músculo recto anterior del cuádriceps, isquiotibiales y gemelos.
- Desgarro fascicular: existe compromiso fascial con una longitud de hasta 3 centímetros, recuperación de más un mes.
- Desgarro total: comprende un grueso segmento del músculo, con rotura de tendones y avulsión de inserciones óseas, presencia de hematomas grandes.
Según el grado, un desgarro muscular puede ser:
- Primer grado: distensión o rotura leve, dolor ligero y movilidad óptima.
- Segundo grado: rotura moderada, tacto doloroso y pérdida parcial de la movilidad.
- Tercer grado: rotura completa (o casi completa) del saco muscular o unión mio-tendinosa.
Diagnóstico
El mejor medio diagnóstico de una lesión de tipo desgarro muscular es la exploración física del paciente (sensibilidad al dolor, ubicación exacta, músculo comprometido, grado de la lesión, entre otros) y la anamnesis (hábitos del paciente, circunstancia en la que ocurrió la lesión muscular, entre otros).
La ecografía músculo-esquelética permite evaluar de una forma óptima el músculo y los anexos (tendones, ligamentos, fascias, aponeurosis).
Tratamiento
Los primeros auxilios de una lesión de este tipo deben perseguir la inmovilización de la extremidad (si fuera el caso) en la que ocurrió la lesión para evitar extensión del daño.
Una compresa fría podría reducir la inflamación y edema, potencialmente dañinos para la lesión. El reposo debe ser lo más absoluto posible.
La fisioterapia, por medio de electroestimulación o masajes favorece la recuperación del desgarro muscular.
Los factores de crecimiento derivados de las plaquetas aceleran el proceso regenerativo del músculo afectado. Este tipo de medicina regenerativa se usa en casos en los que el cuerpo del paciente por si mismo no consigue recuperar la lesión o por acortar tiempos en casos de deportistas de élite.