Codo de golfista
Secundariamente ante una lesión del codo que origine epicondilitis (también conocida como codo de tenista), se puede originar una patología conocida como epitrocleitis (también llamada como codo de golfista). Esta última se diferencia de la primera en que ocurre a nivel de la porción medial de la articulación, en la epitróclea. La fisiopatología consiste básicamente en lo mismo, inflamación y edema de las estructuras tendinosas de la zona.
Información clave
¿Qué es?
Dolor e inflamación de la cara interna del codo.
Síntomas
Dolor, incapacidad para mover el brazo, inflamación, rigidez.
Origen
Elongación repetitiva y supinación prolongada de la articulación del codo.
Diagnóstico
Examen físico, anamnesis, radiografía, ecografía articular.
Tratamiento
Relajantes musculares, AINES y analgésicos, fisioterapia, medicina regenerativa, cirugía.
¿Qué es?
El codo de golfista, a diferencia de su “par patológico”, el codo de tenista, se produce a nivel medial de la articulación cúbito humeral (o del codo) básicamente por las mismas razones: sobrecarga excesiva o microtraumas repetitivos sobre los tendones musculares de esa zona en específico.
Los músculos epitrocleares, como el músculo pronador redondo y palmar mayor (entre otros) permiten no solo la flexión del antebrazo sobre el brazo, sino además, pronación de la muñeca con respecto al antebrazo. Por esa razón se hace la analogía con el movimiento brusco que implica golpear una bola de golf en un partido, sin embargo, no se limita a las prácticas deportivas, incluso, un ama de casa o trabajador de la construcción, pueden padecer una lesión de esta tipología.
Síntomas
- Dolor en la zona medial del codo, o epitróclea
- Inflamación de leve a moderada
- Incapacidad y debilidad de la articulación
- Puede ocurrir irradiación del dolor hacia la porción medial del antebrazo e incluso, de la mano a través del nervio cubital
Origen
El origen de una epitrocleitis está relacionado o con una ejecución repetitiva de la mano o con una lesión traumática sobre los tendones de los músculos epitrocleares.
Se produce dolor que varía de acuerdo al grado de lesión en la cara anteromedial inferior del brazo y anteromedial superior del antebrazo, a nivel de la articulación del codo que se acompaña de inflamación e incapacidad motora de la articulación.
Suele ser frecuente en pacientes que practican deportes de alto impacto, como jugadores de baloncesto, generalmente varones jóvenes menores de 40 años de edad.
El diagnóstico y el tratamiento suele ser bastante sencillo.
Diagnóstico
El diagnóstico por excelencia corresponde al examen físico minucioso de la articulación, para evaluar así, la ubicación de la lesión, el grado y la causa aparente (para ello es clave la entrevista médica).
La radiografía por rayos X y la ecografía aportan importante información sobre la etiología y el estado real de las estructuras internas, como los tendones.
Tratamiento
Es esencial el reposo absoluto de la articulación ante la aparición de los primeros síntomas, para evitar así, extender la lesión o complicar su tratamiento. La prevención es imprescindible.
Antiinflamatorios no esteroideos y analgésicos ayudan a paliar los síntomas inflamatorios y de nocicepción, sin embargo, no son completamente eficaces hasta que son acompañados de fisioterapia; esta última irá destinada a recuperar la funcionalidad de la articulación y el funcionamiento muscular.
En caso de resistencia ante el tratamiento convencional de fármacos, reposo y fisioterapia, se recomienda tratamientos de medicina regenerativa cómo el PRP.